miércoles, 11 de agosto de 2010

De la incertidumbre y otras humildades

Mi vida, al igual que la tuya, siempre ha sido una incertidumbre. Dudé entre estudiar latín o química, en casarme y tener hijos con la primera de mis novias o apostar por mi carrera de científico. Acabo de llegar a este faro del fin del mundo y, al leer varios posts, compruebo que todo es relativo, que el tiempo no existe, es un concepto creado por los hombres, que todos somos sinestésicos ya que percibimos lo que pensamos que percibimos y que los genios siempre tenemos nuestras propias contradicciones que nos descalifican o confirman como genios. No hay nada seguro, no te relajes.


Mi vida, al igual que la tuya, siempre ha sido una incertidumbre. Cuando gané el Premio Nobel de Física en 1932, no pude imaginarme que unos años más tarde estaría preso en una cárcel inglesa. Formulé el principio de la incertidumbre que viene a decir que "lo que estudias, lo cambias" o, lo que es lo mismo, la mirada del observador cambia lo observado. Nosotros mismos cambiamos con el tiempo o más bien el tiempo, nuestro observador más implacable, nos cambia a medida que nos observa.


Mi vida, al igual que la tuya, siempre ha sido una incertidumbre. Así las cosas, no te relajes ni te acomodes, no hay nada cierto. No te fíes de ti mismo, si algo va a hacer tu cerebro es darte la razón pero eso no quiere decir que estés en lo cierto, da cabida al error y a equivocarte, lo que estudias lo cambias y no hay nada del todo cierto.


Soy Werner K. Heisenberg y te digo que el principio de la incertidumbre lo rige todo, tus próximos cincos segundos y tus próximos 50 años. Tú decides, la vida la construyes tú pero no te preocupes mucho que no hay nada cierto ni seguro, excepto una cosa, por lo incierta que es la vida, qué apasionante resulta vivir.











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