sábado, 4 de diciembre de 2010

Pieers Marca Peruana, Wuilian Monterola ejemplo de emprendedor.

Hoy quiero iniciar este post hablando de una marca conocida en nuestro medio local, como es Pieers. Quién de nosotros alguna vez no hemos escuchado de la marca Pieers, pues muchos pensamos que es una marca extranjera pero en realidad es una de las pocas marcas que ha sabido posicionarse en nuestro mercado Peruano y ganar terreno a otras marcas poderosas con grandes capitales, orgullos estamos porque una marca Peruana se suma a la legión de aquellas que lideran el mercado Peruano.
Pero no todo fue felicidad en esta empresa, pues la historia nos dibuja otros escenarios totalmente diferentes a los que podemos imaginarnos. Todo empieza en base a emprendedor ismo, en base a un soñador y un visionario, aquella persona que siempre tuvo la cabeza en las estrellas y en cielo, pero seguro de tener los pies en la tierra, aquella persona nos demostró que lo imposible puede ser posible con mucho sacrificio, pasión y perseverancia, hablo de Wuilliam Monterola aquella persona que cuando joven fue necesitaba trabajar un mes para poder comprarse un jean, lo paradójico de la vida es que ahora es dueño de la marca Pieers, aquella que produce 150 mil jeanes al mes y le reporta anualmente 47 millones de soles.
Construir este imperio no fue nada difícil en un escenario como el nuestro, Wuilliam nació en medio de la pobreza como miles de peruanos, pero trabajador como miles de peruanos y con unas ganas únicas de salir adelante. Es así como nace esta aventura, Wuilliam es natural de Huancavelica, nació bajo la sombra de la pobreza, recuerda alguna vez que nunca tuvo un regalo de navidad pero un dia en un sorteo se gana una pelota. Pero la alegría le durara poco ya que la pelota no tardó en pincharse, recuerda el que lloro mucho, pero como todo peruano con mucho ingenio pronto lograría construirse una de trapo hecha de nylon de las medias de su hermana.
Una de las tantas experiencias que Wuilliam paso como todo niño pobre es que trabajo vendiendo marcianos en Chincha, donde se crió con unos buenos tíos. Nunca se olvidará –nos cuenta– cómo salivaba cuando olía los humeantes pallares que comían los obreros, a quienes esperaba que terminaran de almorzar para venderles sus marcianos. Wuilian fue también lustrabotas, cobrador en los microbuses y canillita hasta los 14 años.
Cuenta que en los años 80 empezaba a venir a Lima los fines de semana para acompañar a su papá vender todo tipo de ropa de vestir al por mayor a los ambulantes del mercado central, de Surquillo y otras tiendas. Su padre le daba parte de la mercadería que le suministraba a crédito una fábrica de confecciones de unos parientes lejanos. La ganancia era regular y con sus primeros billetes Wuilian pudo comprarse ropa nueva, comer mejor y hasta adquirir una bicicleta. “Me decían el árabe porque por esa época andaba con unas camisas con diseños al estilo árabe “, recuerda y se ríe.
Pero Wuilian no solo quería vestir bien sino aprender y conocer. Fue así que decidió estudiar la carrera de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad San Martín. “En mi provincia había visto mucha desigualdad y quería conocer mis derechos”. Serios problemas en la rectoría lo llevó a él y a unos compañeros de estudios a tomar un local de la Universidad como medida de protesta. “Por primera vez sentí un miedo terrible. Un portatropas se había llevado a todos mis compañeros y como estaba tan lleno no me pudieron subir. Fue allí que decidí dejar de estudiar y dedicarme a trabajar”, cuenta.
Wuilian y su padre deciden retirarse de la fábrica de sus parientes, donde además vivían, para emprender juntos su propio camino. “Sentíamos que mi tío nos había ayudado mucho y que era hora de que asumiéramos nuestra propia realidad”, dice.
Se mudaron a un pequeño cuarto y comenzaron a vender prendas de vestir de otras fabricas lo que le permitió tener un mayor margen de ganancia. Este desafío lo empujo a dar un nuevo giro en el negocio y empezó a confeccionar los hasta ahora pantalones con pliegues de polyester. Con los ahorros invirtió un promedio de 3 mil soles para fabricar 210 pantalones al mes.
Hoy, la empresa Pieers confecciona al mes entre 120 y 150 mil prendas de vestir. De hecho, a la marca Pieers hoy se le ha agregado el slogan “Para toda la familia”, ya que no solo hace pantalones sino todo tipo de piezas de vestir. La empresa de confecciones Pieers es hoy una empresa familiar donde trabajan todas sus hermanas bajo el liderazgo de Wuilian.
EL SECRETO DEL ÉXITO
Pero, ¿cuál fue el secreto del éxito de Pieers? Wulian vio la oportunidad en Chile: Puntos de venta con puerta a la calle. “Por el año 1995 no existía en Gamarra ninguna tienda de ropa con puerta a la calle todos estos locales estaban ocupados por otros negocios, como la pasamanería, el negocio textil y los restaurantes”, recuerda.
Fijándose en esto, apenas regresó a Lima cambio su decisión de alquilar por 200 dolares una tienda al interior de una galería por una tienda puerta a la calle cuyo alquiler ascendía a 1500 dolares. “De 5 de la tarde a 8 de la noche vendimos lo que vendíamos en una semana en nuestra tienda al interior de una galería”, nos cuenta. Con esto quedó atrás el mal sabor que les dejó aquella oportunidad en que unos vendedores se llevaron a crédito 6 mil prendas por un valor total de 156 mil soles que nunca reportaron.
Al comienzo , la empresa Pieers empezó con un taller, aunque de esteras de 180 metros cuadrados. Solo contaba con 4 maquinas de confecciones. Más tarde la fábrica se mudó a un terreno de 240 m2 en San Hilarión, donde empezaron a trabajar con sus propias máquinas que compraron a crédito.
Para 1995 ya tenían una planta de tres pisos, levantada sobre un terreno de 950 m2. Hoy Pierrs cuenta con instalaciones modernísimas de 20 mil metros cuadrados en San Juan de Lurigancho.
Da trabajo a un buen número de personas, entre 600 y mil 200. Cuenta con un área de corte, un área de producción, donde solo allí tiene 300 máquinas, un área de bordado y estampado, y otra de manualidades, donde hacen todos esos efectos modernos de los jeans de hoy, como el corrugado(pliegues), el destroyer(roturas y fallas), los piquetes y la localización (blanqueados).
Pieers con Wuilian Monterola a la cabeza seguirá creciendo. Hoy este gran imperio cuenta con 58 tiendas en el Perú, Bolivia y Ecuador. De estas, el 25% son propiedades de Pieers. Ya tienen un terreno de 10 mil m2 en San Juan de Lurigancho, donde tienen proyectado levantar una planta de tejido en punto(polos), y en Huancavelica una fábrica de hilos de lana de alpaca.



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